El yoga, una práctica antigua que se originó en la India, conecta la mente y el cuerpo a través de la respiración, el movimiento y la meditación. Ha conquistado a los Estados Unidos y al resto del mundo.
El Instituto Nacional del Cáncer la define como “una práctica de salud que combina el enfoque mental, la respiración controlada y los movimientos corporales para ayudar a relajar el cuerpo y la mente”.
De hecho, se ha comprobado que los pacientes con cáncer que practican yoga regularmente encuentran que su calidad de vida y las complicaciones de su estado emocional y físico han mejorado drásticamente.

Beneficios del yoga para combatir el cáncer:
1.- Reduce el estrés y alivia los síntomas de depresión y ansiedad.
Las investigaciones demuestran que practicar yoga puede reducir los niveles de la hormona del estrés del cuerpo, el cortisol.
A medida que estiras los músculos, atraes más oxígeno y flujo de sangre a diferentes áreas del cuerpo, lo que ayuda a reducir los niveles de cortisol. Los estudios han demostrado que los niveles altos de cortisol están relacionados con tasas de supervivencia más bajas en mujeres con cáncer de mama.
2.- Combate la fatiga y aumenta los niveles de energía.
La fatiga es un efecto secundario común del tratamiento del cáncer y afecta tremendamente el estado de ánimo. Practicar yoga puede ayudar a los sobrevivientes de cáncer a sentirse con más energía.
De hecho, un estudio demostró que la fatiga era un 57% menor en los sobrevivientes que hacían yoga en comparación con los que no lo hacían.
3.- Mejora la función del sistema inmunológico.
Practicar yoga puede mejorar el sistema inmunológico porque mantiene la linfa en movimiento a través del cuerpo. La linfa es un líquido transparente que contiene glóbulos blancos.
Si estás recibiendo quimioterapia y radiación y tu energía es baja, por ejemplo, es importante mantener la linfa en movimiento para seguir circulando las células cancerosas muertas por el cuerpo. Esto ayudará al cuerpo a desintoxicarse y a mantener una función óptima del sistema inmunitario.
Para las sobrevivientes de cáncer de mama que se están recuperando de una cirugía, el yoga puede ayudar a contrarrestar los problemas posturales, como encorvarse o tensar la parte superior del cuerpo.

4.- Alivia el dolor.
El ejercicio, sin importar cuán difícil o simple sea, libera endorfinas o sustancias químicas para sentirse bien. Las endorfinas están ligadas a nuestros receptores del dolor, que son como interruptores de encendido y apagado en el cuerpo. Es decir que, si llenamos el cuerpo con endorfinas, podemos reducir considerablemente el dolor.
5.- Mejora la flexibilidad y el equilibrio.
Mantener el equilibrio puede ser una lucha para muchos sobrevivientes de cáncer, pero practicar yoga puede ayudar.
Además, aumenta el equilibrio, lo que disminuye el riesgo de caídas. Moverse lentamente a través de los movimientos de yoga, ayuda a desarrollar la fuerza central y a aumentar la coordinación y la flexibilidad.
6.- Mejora el sueño.
Diversos estudios han demostrado que entre el 30% y el 90% de los sobrevivientes de cáncer tienen una mala calidad del sueño después del tratamiento.
El yoga puede aumentar la duración del sueño y brindarte un sueño de mejor calidad; esto mejorará tu calidad de vida en general, favorecerá la función diaria y aumentará la respuesta del sistema inmunológico.
7.- Puede retrasar la progresión del cáncer.
El cáncer es una división descontrolada de células anormales que se propaga por el cuerpo. La tumorigénesis, o la progresión del cáncer, es la replicación constante de los genes anormales para crear un tumor.
La hipoxia, o falta de oxígeno, contribuye a la invasión y metástasis del tumor. El yoga puede ayudar a mantener a raya los tumores al aumentar la cantidad de oxígeno en el cuerpo. El ejercicio también aumenta el flujo de sangre a los tumores, lo cual es importante porque los tumores con poco o ningún flujo de sangre, pueden volverse más agresivos y resistentes al tratamiento.

Si soy paciente con cáncer, ¿cómo comienzo a practicar yoga?
Si estás con ganas de iniciar una práctica de yoga o cualquier otra que implique actividad física, es importante que antes consultes a tu médico o especialista oncológico.
Lo primero que debes saber es que debes comenzar despacio y dar un paso a la vez. Empieza en una clase básica y asegúrate de informarle al instructor que eres un sobreviviente de cáncer para que pueda mostrarte adaptaciones de movimientos o poses, en caso de ser necesario.
Además, te recomendamos practicar yoga terapéutico o yin (estilo de yoga de ritmo lento como ejercicio que incorpora principios de la medicina tradicional china) además de vinyasa (estilo de yoga que representa la unión entre el movimiento y la respiración). Pregunta si tienen instructores con capacitación especial para pacientes con cáncer.
También hay programas de ejercicios especializados dirigidos a sobrevivientes de cáncer, incluidos Get REAL & HEEL de UNC Health y el programa nacional LIVESTRONG en YMCA.
Yoga Oncológico
El Yoga Oncológico es una adaptación del yoga tradicional, que entra en la rama de yoga terapéuticos, que combina su metodología con movimientos y tipos de respiración y relajación, incluso dependiendo de los tipos de cáncer.
Este estilo de yoga va más allá de lo físico y trabaja sobre el paciente como un todo, incluidas las funciones emocionales y cognitivas. De esta forma, ayuda a fortalecer el sistema nervioso y lentamente reconstruye la inmunidad del cuerpo y normaliza las funciones corporales.
Es decir que, la medicina ayuda a matar las células cancerosas, el tratamiento de Yoga trabaja en hacer que las células sean sanas, de modo que estas pueden cuidar del cáncer antes de su recurrencia.
Esta práctica terapéutica ayuda a reducir el estrés, la ansiedad y la depresión, mejora la calidad del sueño y la fatiga, y proporciona un mayor apoyo social y emocional. ¡Empieza hoy!
Nathaly Bosch
Comunicadora Social y Colaboradora para Grupo Moriviví.