Por: Mayluth Mujica J.
Ángela Monroy es una madre superviviente de cáncer y consciente que busca dar a su hija las herramientas necesarias que impulsen su autovaloración y amor propio, ella, como muchas mujeres antes del diagnóstico, recuerda su vida con la fragilidad de enfermedades provocadas por hábitos no sanos.
“Mi vida antes del cáncer era frágil, tenía malos hábitos alimenticios. Siempre sufrí de estreñimiento y después de ser mamá normalizamos cosas, porque lo primero son nuestros hijos. De última nosotras. A finales del 2020, empecé a sentir un dolor abdominal y en las deposiciones salía sangre”, así comenzó ese momento en que Ángela Monroy decidió escuchar la voz de su cuerpo post diagnóstico de cáncer.
Un día, en una clase de pole dances, sintió un dolor abdominal y observó mucho sangrado.
La primer lectura médica le indicó que tenía venas várices pélvicas, le mandaron un examen especial para hemorroides y aunque ella, proactivamente ya tenía un plan para curarse de esto , la realidad es que fue sorprendida con el diagnóstico de un tumor en el recto de 5 centímetros.
“Cuando te dicen oncólogo el mundo se detiene porque es una persona que te va a tratar el cáncer. Mi hermana tenía poco tiempo de fallecida, mi abuela estaba malita en esa época también por cáncer. Mi esposo no reaccionaba a lo que pasaba”, nos contó Ángela en la entrevista previa a su transmisión en vivo.
“El oncólogo me puso 30 sesiones de radioterapia, y uno de los efectos secundarios es quedar estéril, menopausia, problemas de huesos, caderas, depresión, incertidumbre, y en medio de eso solo pensaba en mi hija Miranda de 5 años”.
Ver esta publicación en Instagram
Una publicación compartida de Ángela Monroy Herrera (@angemonroeh)
Ángela se dibuja como una mujer de pelo largo, pero que no respetaba su cuerpo, y hoy día tiene otro vínculo con la vida y su propio entorno.
“Quería mostrarle a mi hija ánimo, me hice una peluca con mi pelo para que ella no sufriera. Mi hija era mi punto más fuerte, pero también más débil. Lo primero que uno hace es pelear con Dios y entender que nosotros simplemente somos mortales que nos puede dar cualquier cosa porque las enfermedades no saben de estratos”.
“Maternar es de berracas, y es que hay días en que esperamos que sea de noche para llorar”

Angela Monroy, vive en Bogotá – Colombia; tiene 32 años y fue diagnosticada en el 2021 con cáncer de recto.
Ángela Monroy: Es importante asumir el diagnóstico y con ello aceptar el tratamiento
“Aceptar el tratamiento con amor, cariño y con la certeza que te vas a mejorar. También fue un ejercicio mental: me va a doler, voy a sufrir, pero es eso o seguir sufriendo. Cambios hormonales, la nostalgia que da que te quiten una parte de tu vida, de ser mujer, nada fácil. En tu cabeza el trabajo es doble, porque es mejorar por ella, si yo estoy bien, voy a tener energía para estar con ella”.
Ángela: qué cosas no se deberían decir a un paciente oncológico
“No se puede decir: ponle actitud y mente positiva, porque esta enfermedad es muy fuerte. Es duro que te sometan 8 o 6 horas a estar conectado a un líquido que te recorre el cuerpo. Sí, las mamás tenemos un superpoder que nos impulsa a seguir luchando cuando piensas en esos chiquitos, y entiendes que no puedo pelearme con Dios, no puedo pelearme con la enfermedad, tengo que hacer algo con lo que me sienta bien para que mi hija también esté bien”.
En medio de su tratamiento, Ángela perdió a su abuela, tenía metástasis y entendió que el amor repara.
“Cuando me diagnosticaron le pedí perdón a mi cuerpo por no cuidarlo, por no agradecerle. Este momento me enseñó a AMARME MÁS y amar a los que tengo al lado. A veces se nos olvida disfrutar la vida por cumplir estándares”, reflexionó.
Ver esta publicación en Instagram
Una publicación compartida de Moriviví Latino Cancer Support (@grupomorivivicancer)