Todos probablemente hemos escuchado alguna vez sobre el valor de la meditación o la atención plena. Generalmente, esta práctica puede ser valiosa en momentos de dificultad y estrés. Para los pacientes y sobrevivientes de cáncer, aprender a relajarse ayuda a reducir el estrés, recuperar el sueño y, en general, mejorar el estado de ánimo y el funcionamiento de nuestro cuerpo.
La meditación utiliza la concentración o la reflexión para relajar el cuerpo y calmar la mente. Se considera una terapia complementaria mente-cuerpo y puede ser un poderoso complemento del tratamiento médico para algunas afecciones de salud como el cáncer.
Además de ayudarte a equilibrar tus emociones y sentirte mejor en general, diversos estudios han demostrado que hay muchos beneficios para la salud asociados con esta práctica:
– Cuando se usa junto con el tratamiento médico estándar, la meditación puede ayudar a reducir la presión arterial.
– Reduce los trastornos del sueño y del estado de ánimo, el estrés y los dolores musculares y articulares.
– Ayuda a disminuir la ansiedad, la depresión y el dolor, cuando se usa como complemento del tratamiento médico.

Pero en sí, ¿qué es la meditación?
El diccionario de Cambridge define la meditación como “el acto de prestar atención a una sola cosa, ya sea como una actividad religiosa o como una forma de calmarse y relajarse”. Muchos lo describen como «el lugar donde encuentro mi centro», «donde voy para calmarme», «mi lugar feliz» y «recaer en mí mismo».
En pocas palabras, es una práctica de trabajar con tu mente para expandir la paz que experimentas en la vida. La meditación no es soñar despierto o tratar de controlar tu mente. Más bien, es una forma de tomar conciencia de tus pensamientos y, naturalmente, permitir que un estado de paz te consuele.
Eckhart Tolle, el maestro espiritual y autor del libro “El poder del ahora”, afirma que: “Una inhalación y exhalación conscientes es una meditación”.
Como ves, la meditación viene de muchas formas, y encontrar la forma correcta de practicarla, que funcione para ti, es la mejor manera de prepararte para el éxito.

Ten en cuenta que puede llevar tiempo sentir los beneficios de la meditación. Al principio, es posible que te sientas más estresado a medida que veas lo ocupada que está tu mente. Pero, si sigues tratando de meditar aunque sea por un corto tiempo cada día, encontrarás que se vuelve más fácil. Gradualmente sentirás más tranquilidad y menos estrés. Recuerda que la práctica regular es clave.
¿Cómo puedo empezar con la meditación?
Dondequiera que te encuentres en tu viaje por el cáncer, ya sea que te hayan diagnosticado recientemente, estés en tratamiento, en recuperación o seas un sobreviviente, aquí hay algunos consejos para comenzar tu camino de meditación:
- Ponte físicamente cómodo: Déjate reclinar o incluso, puedes acostarte. Permite que tu cuerpo esté totalmente apoyado. Podrás disfrutar más de la meditación y encontrarás una sensación más profunda de relajación si tu cuerpo se siente bien.
- Comienza poco a poco: Si la meditación es nueva para ti desde tu diagnóstico de cáncer, comienza configurando su temporizador en solo 1 minuto. Siéntate, respira y relájate durante ese minuto. Hazlo durante unos días y luego auméntalo a 3 minutos. Luego, puede aumentarlo a 5 minutos, 10 minutos y así sucesivamente.
- Crea un lugar dedicado para la meditación: Establece un lugar dedicado para tu práctica de meditación. Puede ser tan simple como un lado de tu sofá, una esquina de tu oficina o incluso, una habitación completa dedicada a tu salud y bienestar.
- Ten expectativas realistas: Independientemente de cómo, dónde o cuándo medites, encontrar un patrón que funcione para ti es la clave del éxito. Unos pocos minutos todos los días darán resultados positivos y probablemente te animen a meditar más tiempo la próxima vez. Si se siente difícil para ti un día o te quedas dormido, no dejes que eso te desanime de volver a intentarlo la siguiente vez.
Nathaly Bosch
Comunicadora Social y Colaboradora para Grupo Moriviví.